En Telde toda esta situación poco sensible hacia los más desfavorecidos, los clubes humildes, que atienden a diario a numerosos jóvenes y niños, se está volviendo dramática. Los políticos que ven impasibles, desde sus atalayas de poder, una situación que solo requiere un riguroso compromiso social y económico, se dedican a aferrarse a sus poltronas para no ceder ante nada ni ante nadie. Se limitan a hacer propaganda y oposición a los que no gobiernan, sin resolver los problemas de la ciudadanía. Y no entienden que además de predicar hay que dar trigo.
Por si fuera poco tenemos falta de instalaciones deportivas, bien por ausencia de éstas bien por falta de mantenimiento de las existentes, que las ha llevado al cierre parcial o total que se perpetúa en el tiempo. Y no hablemos de locales donde desarrollar nuestra actividad adyacente a la netamente deportiva.
En Telde se carece de un plan estratégico de mantenimiento de las instalaciones. Desde las épocas de bonanza en que Telde era todo un referente como ciudad deportiva, no ha existido nunca un plan de mantenimiento de instalaciones deportivas: pavimentos, techos, vestuarios, etc...Además el crecimiento de la población y el auge de nuevas modalidades deportivas, exigen de esta ciudad que se adecue a las nuevas demandas y al aumento poblacional, que lejos de adquirir hábitos saludables, los estamos arrojando en los brazos del desarraigo y la marginalidad.
Pero Telde se ha convertido en un campo de batalla donde los políticos de turno establecen sus contiendas de espaldas a sus vecinos y a sus problemas cotidianos.
Pareciera que les da igual que haya deporte o no, que los niños y niñas de barrios de la periferia puedan o no practicar deporte.
La impresión que van dando todos estos síntomas es que este país está sufriendo una regresión en todos los aspectos: en lo social, en lo deportivo, en lo cultural, en educación...Pensamos que de no ponerse remedio, este navío pronto se convertirá en un barco a la deriva. Sin un patrón adecuado, sin un vigía que pueda atisbar tierra firme, sin un buen timonel y sin un buen contramaestre...Por más que se le haga trabajar a la tripulación, ésta no verá su sobre esfuerzo recompensado.
O se cambia de rumbo o vamos proa al marisco mientras negros nubarrones se ciernen sobre el deporte...
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